viernes, 2 de noviembre de 2007

ADIOS AL "CACHETE"

Pegar una bofetada a un adulto resulta un evidente menoscabo a su dignidad. Y como tal puede denunciarse. ¿Por qué entonces se aplica otro criterio cuando el maltratado es un menor de edad?

La práctica del ‘cachete’ se encuentra bastante extendida en nuestra sociedad. A lo largo de su vida, numerosos niños son sometidos a castigos físicos de mayor o menor intensidad, con el fin aparente de corregir una conducta no deseada por los padres. La actitud permisible de la sociedad respecto a esta costumbre impide muchas veces alzar la voz a quien asiste públicamente a un arrebato de ira parental. La consideración de que se trata de un asunto que atañe a la intimidad de un grupo familiar resulta a todas luces equívoca, puesto que no existe ámbito de privacidad cuando se fuerzan los derechos de un menor.

Reforma del Código Civil

El ‘cachete’ a los hijos parece tener los días contados. Al menos en lo que respecta a su consideración penal. El Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, Pedro Núñez Morgades, ha lanzado la idea de reformar el artículo 154 del Código Civil, a cuya redacción actual, “corregir razonable y moderadamente a los hijos”, propone añadir el matiz de que “nunca” lo harán “mediante el empleo del castigo físico o de cualquier otro trato que comporte menoscabo de la integridad y dignidad personal”.

Núñez Morgades considera que se debe “huir de la bofetada”, en tanto se considera un sustituto del proceso educativo de los hijos, que ha de hacerse “con paciencia, dedicándoles tiempo y transmitiéndoles la importancia del respeto por los valores universales”. El Defensor del Menor es consciente de que su propuesta puede parecer “exagerada” a muchas familias, “pero la realidad es que el castigo ni es terapéutico para el que lo da ni pedagógico para el que lo recibe”, matiza.

El ‘cachete’ no educa ni previene

La necesidad de erradicar esta práctica tiene su fundamento en dos aspectos irrenunciables. De un lado, no parece que el castigo físico, sea cual fuere su intensidad, esté en consonancia con el espíritu de los numerosos cuerpos legales transnacionales, como por ejemplo, la Convención sobre los Derechos del Niño, que en su artículo 19 insta a proteger al niño “contra toda forma de perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación”.

De otro, resulta evidente, al menos comienza a serlo, que el ejemplo que damos a un menor al que se pega no es precisamente constructivo. El niño maltratado no aprende a cooperar, sino a maltratar; no aprende a desarrollar un espíritu crítico, sino a someterse o desobedecer. En esta línea se encuentra la guía “Educa, no pegues”, editada por la Institución del Defensor del Menor. En ella se explica los daños que ocasiona el castigo físico, al que contrapone el uso del diálogo, compartir aficiones con ellos o imponer límites mediante la autoridad, no el autoritarismo.

‘Cachetes’ británicos

Este debate coincide con otro que, sin embargo, avanza en la dirección contraria. La Cámara de los Lores británica ha aprobado una enmienda a la ley victoriana de 1860, por la cual se permite a los padres aplicar “un castigo moderado y razonable” a los hijos con el fin de “corregir lo que hay de malo en ellos”. La ambigua redacción de la nueva norma deja descontentos tanto a los partidarios de incrementar la violencia física como a los partidarios de abolirla completamente de cualquier cuerpo legal, entre quienes destaca el escritor Salman Rushdie.

En la práctica, esta modificación significa que los padres que peguen a sus hijos “razonablemente” se encontrarán dentro de la legalidad, frente a quienes provoquen rasguños, moratones o hinchazones menores, que pueden ser condenados hasta con cinco años de cárcel. Aunque el espíritu del gobierno laborista era tendente a la prohibición total, la reforma se ha admitido.


Se ha suscitado un interesante debate en el foro de “elpais.com” de una noticia sobre la educación infantil y los métodos moderadamente violentos que se deben o no usar en ella. Creo poder aportar algo interesante.

3 comentarios:

chipiwinas dijo...

hola chicas me parece muy interesante el articulo que habeis publicado ya que, nos lleva a una tradicion ampliamente extendida, lamentablemente, en muchas aulas.
en mi opinion es un gran avance que el defensor del menor quiera quitar dicha practica porque, es muy cierto que un niño nunca va a corregir nada ni aprender a traves del maltrato fisico, al reves, este le puede llevar a una actitud contraria a lo que queremos o crear un problema emocional.
creo que hay metodos mucho mas eficaces y correctos que nos permiten corregir una conducta no adecuada sin utilizar ningun tipo de maltrato. el niño se tiene que dar cuenta que lo que hace esta mal con la ayuda del docente que le motivara a realizar una conducta mas adecuada mostrandole cuales serian los beneficios de dicha conducta, asi dicho alumno llevara a cabo el comportamiento que queremos de modo satisfatorio , resultando beneficioso o provechoso para las dos partes.

por ultimo queria felicitaros por vuestro blog. espero que os paseis nuestro blog: las_chipiwinas y comenteis.

besos.

comentario de: yessica liliana bedoya lopez.
1º educacion infantil

B@ByPrOFeS dijo...

Hola chicas!! muy interesante el articulo, la verdad es que es verdad que el cachete viene de bastante tiempo atras, y que antes si un profesor le daba uncachete a un niño no pasaba nada, y se lo decias a tus padres y te decian, algo habras hecho...pero pienso, que el profesor debe aplicar tecnicas mas alla del simple cachete con eso que consigues, en mi opinion nada, dar un cachete a un niño proque no ha hecho los deberes? que consigues, a lo mejor al dia siguiente te los trae hechos, pero tambien es verdad que te los enseñara con miedo por si tiene algo mal y se llevara otro.
ya es un avance bastante grande que el defensor del menor quiera quitar esta practica, ya que bueno aunque cada vez se utilice menos, siempre sigue habiendo profesores con la mano un poco suelta jeje asique bueno esperemos que esto cambie y que empiecen a ser conscientes de que asi no van a conseguir nada, que es mucho mejor, hablar con el niño, con los padres con quien sea, pero de hay a llegar a pegar al niño...hay un mundo.
besos chicas

MARTA RAMOS NUÑEZ(1 DE EDUACCION INFANTIL)

Carlos J. Galán dijo...

No soy profe, sino abogado. Yo creo que la redacción del Código Civil de "corregir moderada y razonablemente" a los hijos no legitimaba ya el castigo físico, que no es razonable ni moderado, pero era una buena redacción para dejar clara la facultad de los padres de corregir conductas (educar, fijar reglas de convivencia doméstica, castigar no violentamente, premiar conductas, reprender, etc., etc).

No era mala la idea del Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid de añadir una exclusión expresa del castigo físico, para dejarlo más claro si se quiere, pero por lo que he leido en los medios lo que el Congreso ha hecho es suprimir el párrafo sin más.

Pienso que no se debe pasar de un extremo a otro. En las aulas se pasó de "la letra con sangre entra" y barbaridades así a la privación de toda autoridad a los maestros. Lo de antes era penoso, pero el resultado del extremo contrario no ha sido bueno. Los malos tratos infantiles son perseguibles, pero de ahí a privar a los padres de la facultad de corregir "moderada y razonablemente"...

He publicado un comentario sobre esto aunque desde otra perspectiva distinta:
http://carlosjaviergalan.blogspot.com/2007/12/buenos-y-felices-por-decreto.html